At the Portico of Paradise: Essay of Bibliographical History

Abstract

Order, symmetry and beauty constituted an urban aesthetical ideal painstakingly searched by diverse governors in Mexico City since the viceroys" times. Flowers, scents, fresh air, beauty and health were the ideals which motivated planners who dreamt about a clean city, with wide avenues, ordered meadows, rows of trees, fountains, bronze and marble statues. Characters such as the illustrated Bartolache or the editor-businessman Ignacio Cumplido, with his original "projects" contributed to try to reach that goal of public happiness. The Alameda, the Paso de Bucareli, the Plateros- San Francisco street and, among all, the Paseo de la Reforma, great scenery which commemorates the triumph of liberalism, prevail as finished exemplars of that urban ideal. However, according to the author of this article , the porfirian city pretended to be what it was not, giving itself up to the servile imitation of foreigner models, renouncing "not to the historical or political nation, but to the intimate nation" so much yearned by López Velarde. Simetría, orden y belleza constituían el ideal estético urbano buscado afanosamente por diversos gobernantes de la ciudad de México desde la época virreinal. Flores, aromas, aire puro, belleza y salud fueron los ideales que animaron a proyectistas y urbanistas, quienes soñaron con una ciudad limpia, con amplias avenidas, prados regulares, hileras de árboles, fuentes, estatuas de bronce y mármol. Personajes como el ilustrado Bartolache o el empresario-editor Ignacio Cumplido, con sus originales "proyectos", contribuyeron a tratar de alcanzar esa meta de felicidad pública. La Alameda, el Paseo de Bucareli, la calle de Plateros-San Francisco y, sobre todo, el Paseo de la Reforma, grandioso escenario que conmemora el triunfo liberal, prevalecen como ejemplos acabados de ese ideal urbano. No obstante, de acuerdo con el autor de este artículo , la ciudad porfiriana pretendió ser lo que no era, rindiéndose a la imitación servil de modelos extranjeros, renunciando a la "patria, no histórica ni política, sino íntima" anhelada por López Velarde.