Consumo y recuerdo: consideraciones en torno a la publicidad impresa del siglo XIX

Abstract

Como parte de las actividades del programa Quédate en casa de la Biblioteca Nacional de México, y continuando con la línea de Charlas Virtuales Ratones de Biblioteca IX, el maestro Luis Felipe Estrada, profesor de carrera en la UNAM y coordinador del Seminario Multidisciplinario de Estudios sobre la Prensa de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, dirigió la trigésimo sexta emisión bajo el título "Consumo y recuerdo: consideraciones en torno a la publicidad impresa del siglo XIX". Al inicio de su charla, Estrada manifestó que normalmente él y su seminario se avocan a estudiar las posturas políticas, económicas y sociales de los periódicos como una manera de conocer la historia en un momento determinado. Por ello, lo que pretendió con su charla, expresó, fue realizar algunas consideraciones del tema de mano de la publicidad en la prensa mexicana como un forma de indagar en aspectos interesantes del pasado. Introduciéndose al tema, destacó que la publicidad ha sido una forma de financiamiento muy importante para la supervivencia de los periódicos. Sin embargo, acotó que si bien la publicidad en forma de avisos comerciales ha existido desde la prensa periódica, no fue hasta que comenzó el gran proceso de industrialización en el siglo XIX que los anuncios se volvieron más abundantes y cotidianos. Respecto a los anuncios en sí, explicó que de ser vistos como una unidad de discurso, es importante entender su inserción en dos tipos: uno de la forma y otro del contenido. Esto habla, explicó, de una materialidad y estructura insertas en una serie de condiciones comunicativas del momento histórico en el que se produjo. Aunado a lo anterior, ejemplificó algunos análisis que devienen de la cuestión material de los anuncios. Entre ellos, mencionó la tipografía, la distribución de la información, el texto en sí y las imágenes, aspectos todos esos que dan cuenta de las capacidades (o limitaciones) tecnológicas, las características de la imprenta, las formas de representación, los cánones estéticos y, sobre todo, las tradiciones comunicativas de la época. En lo que concierne al contenido de los anuncios, entre otras cosas hizo notar que permiten ahondar en la vida cotidiana de las personas y en ciertos aspectos del imaginario social de la época. Si la publicidad pretende mover al consumo y por lo tanto se fundamenta en valores, analizó, es posible entonces averiguar qué cosas eran las que la sociedad hallaba como deseables o positivas. Para finalizar, Estrada extendió la invitación para asistir a la Hemeroteca Nacional y revisar un periódico o alguna publicación hemerográfica y mirar los anuncios publicitarios que ahí aparecen con el fin de realizar preguntas e hipótesis sobre su función, a quién va dirigido, qué pretende representar y sobre todo qué dicen del momento histórico al que pertenece.

Como parte de las actividades del programa Quédate en casa de la Biblioteca Nacional de México, y continuando con la línea de Charlas Virtuales Ratones de Biblioteca IX, el maestro Luis Felipe Estrada, profesor de carrera en la UNAM y coordinador del Seminario Multidisciplinario de Estudios sobre la Prensa de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, participó en la emisión titulada "Consumo y recuerdo: consideraciones en torno a la publicidad impresa del siglo XIX". Al inicio de su charla, Estrada manifestó que normalmente él y su seminario se avocan a estudiar las posturas políticas, económicas y sociales de los periódicos como una manera de conocer la historia en un momento determinado. Por ello, lo que pretendió con su charla, expresó, fue realizar algunas consideraciones del tema de mano de la publicidad en la prensa mexicana como un forma de indagar en aspectos interesantes del pasado. Introduciéndose al tema, destacó que la publicidad ha sido una forma de financiamiento muy importante para la supervivencia de los periódicos. Sin embargo, acotó que si bien la publicidad en forma de avisos comerciales ha existido desde la prensa periódica, no fue hasta que comenzó el gran proceso de industrialización en el siglo XIX que los anuncios se volvieron más abundantes y cotidianos. Respecto a los anuncios en sí, explicó que de ser vistos como una unidad de discurso, es importante entender su inserción en dos tipos: uno de la forma y otro del contenido. Esto habla, explicó, de una materialidad y estructura insertas en una serie de condiciones comunicativas del momento histórico en el que se produjo. Aunado a lo anterior, ejemplificó algunos análisis que devienen de la cuestión material de los anuncios. Entre ellos, mencionó la tipografía, la distribución de la información, el texto en sí y las imágenes, aspectos todos esos que dan cuenta de las capacidades (o limitaciones) tecnológicas, las características de la imprenta, las formas de representación, los cánones estéticos y, sobre todo, las tradiciones comunicativas de la época. En lo que concierne al contenido de los anuncios, entre otras cosas hizo notar que permiten ahondar en la vida cotidiana de las personas y en ciertos aspectos del imaginario social de la época. Si la publicidad pretende mover al consumo y por lo tanto se fundamenta en valores, analizó, es posible entonces averiguar qué cosas eran las que la sociedad hallaba como deseables o positivas. Para finalizar, Estrada extendió la invitación para asistir a la Hemeroteca Nacional y revisar un periódico o alguna publicación hemerográfica y mirar los anuncios publicitarios que ahí aparecen con el fin de realizar preguntas e hipótesis sobre su función, a quién va dirigido, qué pretende representar y sobre todo qué dicen del momento histórico al que pertenece.